El rostro en el laúd.- M. A. Álvarez

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Antes de comenzar a hacer el análisis, me gustaría dar las gracias a la autora, M. A. Álvarez, por su agradable y cercano trato; ya que contacté con ella tras leerme su libro y le agradó la idea de que fuera a reseñar El rostro en el laúd.

El rostro en el laúd es la primera inmersión novelística de M. A. Álvarez. Ha elegido un género, terror/suspense, con el que tengo la impresión de que se siente muy a gusto; no obstante, esto se refleja en una serie de aspectos positivos del libro que más tarde comentaré.
La narración gira en torno a tres personajes y a la relación que estos establecen respecto del susodicho laúd. Julia, una historiadora sevillana muy comprometida con su trabajo; Luis, su hermano alcohólico; y el juglar que fue propietario del instrumento musical. Si bien el argumento es sencillo, a priori: Julia adquiere el laúd a un coleccionista por su valor histórico y a partir de ahí comienzan a suceder extraños sucesos; el desarrollo de la historia es algo más inesperado de lo que cupiese esperar, pero no por ello inverosímil, lo que es muy de agradecer por lo general y, en particular, en obras de este género.

A favor de la opera prima de M. A. Álvarez hay bastantes cosas que decir. Por partes:
1) El ritmo de la narración es ágil y siempre adecuado al tipo de situación; ya sea esta de investigación, acción, reflexión…
2) La narración dividida en tres puntos de vista, la de los tres personajes principales, compacta la historia, le da solidez.
3) La autora no se pierde en usos inadecuados del lenguaje, ni pretende engañarnos con florituras innecesarias. Error este muy habitual en autores nóveles, y no tan nóveles.
4) La atmósfera, muy importante en este género, está suficientemente conseguida como para no desentonar. Usa de manera muy inteligente la figura del animal de compañía, el perro de Julia, para transmitirnos los estados de ánimo de los personajes y generar inquietud y tensión.
5) Se nota el trabajo de documentación en relación a ciertos aspectos de época en los que se desarrolla la parte narrativa del juglar, trabajo que suele pasar desapercibido pero que se agradece.
6) El último tercio de la novela.
7) Por último creo que se debe poner en valor el tipo de diálogos que podemos leer en El rostro en el laúd. Diálogos naturales, creíbles, que no hacen abuso de verbos que terminan por poner más atención en sí mismos que en lo dicho; del estilo de: proferir, jactarse, espetar etc…

Por contra, hay varios aspectos de la obra que no me han convencido del todo:
1) Hay un salto de calidad de las primeras hojas a las últimas. Lo cual no es malo en sí, al contrario, puesto que esto indica que en el desarrollo de la novela la autora ha ido mejorando su estilo. No obstante se nota.
2) No consigo entender por qué la narración de Luis y del juglar están en primera persona (testigo y protagonista) y, sin embargo, la de Julia en tercera. No aprecio que beneficio puede aportar esa diferenciación a la narración, aunque, dicho sea de paso, tampoco la entorpece
3) Quizá solo sea una cuestión de estilo personal, pero echo en falta metáforas, símiles y algún que otro recurso más. Esto, de todos modos, es más cuestión de gusto que otra cosa.
4) Hay algún que otro error tipográfico. Aunque de esto no solemos escaparnos ninguno.

En conclusión, una lectura muy satisfactoria y que creo que tiene, por encima de otras virtudes, una en particular: la autora se ha ceñido a la historia y no la ha alargado más de lo necesario. No nos engaña. Algo más difícil de encontrar de lo que parece, más aún en el caso de autores nóveles.
Espero que M. A. Álvarez tenga mucha suerte con El rostro del laúd y con futuros proyectos. Un abrazo.

Habilidades

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Publicado el

25 agosto, 2016

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