En plena fiebre de Juego de tronos, en pleno delirio por todo lo que acontece en Poniente, tan solo os pido unos minutos de vuestra atención para que, juntos, desviemos nuestras miras hacia otras tierras, diferentes, pero similares a la par. Dejadme que os hable un poco de Nehwon, el mundo al que dio vida uno de los escritores más influyentes en lo que respecta al subgénero de la fantasía épica, Fritz Leiber.
En este primer recopilatorio de las aventuras de la dupla más famosa de todo Nehwon, publicado por Gigamesh, encontraréis los primeros cuatro libros de los siete escritos por Leiber: Espadas y demonios (1970), Espadas contra la muerte (1970), Espadas entre la niebla (1968) y Espadas contra la magia (1968). Todo un tomo de unas 700 páginas de pura fantasía y diversión: relatos y relatos a cada cual más imaginativo. Por otra parte, puede que no os encontréis ante una historia que requiera una torre de tomos para ser desplegada, ni ante un elenco coral de personajes inmiscuidos en todos los entresijos palaciegos habidos y por haber; sin embargo, las tramas están perfectamente desarrolladas y no carecen en absoluto de profundidad, aunque el verdadero fuerte de los escritos de Leiber reside en la capacidad que tiene de meternos en la piel de los dos protagonistas, así como en la perfección con la que es capaz de trasladarnos a cada rincón de Nehwon, ya sea Lankhmar, el mar Interior o el helado norte.
Como jugador de rol experimentado, especialmente inclinado hacia los juegos de corte fantástico medieval, he de decir que me sorprendió mucho en su momento averiguar que la obra de Leiber coincidió en el tiempo con la de Tolkien; ya que, aunque El señor de los anillos fue publicado con anterioridad a los manuscritos de Fafhrd and the Grey mouser, el autor estadounidense ya había escrito buena parte de las correrías de mis dos ladrones preferidos para aquel entonces. Si bien la diferencia entre las obras de ambos autores es palpable, por suerte para nosotros, la diferencia siempre enriquece. Mientras los libros de Tolkien son más luminosos y tienen esas reminiscencias de cuento para dormir, las historias del norteño y el recortado pícaro tienen más que ver con el latrocinio, la noche, los mendigos y las prostitutas. Esto genera una épica muy diferente que, en el caso de Tolkien, lleva más a reflexionar sobre la amistad, el valor y el amor; y, en el caso de Leiber, tiene más que ver con la supervivencia, la adrenalina y la lealtad. A niveles más literarios también hay diferencias; quizá Tolkien sea algo más pesado en sus descripciones, y no es que Leiber sea nada breve (entre otras influencias tenía la de un maestro de la descripción como H.P. Lovecraft), sin embargo, creo que en el caso de Leiber el diálogo tiene más importancia que en la narrativa de Tolkien o el mismo H.P. Lovecraft. En todo caso es una opinión personal y admito todo tipo de comentarios y sugerencias al respecto. Como detalle, decir que he encontrado metáforas y símiles sencillos y de bellísima factura, aunque en ocasiones diera con otras más manidas, cosa por otra parte habitual en una obra de hace cincuenta años; y es que no nos engañemos, la literatura no es esquiva a las modas.
Como añadido, incluiré una descripción que me gustó especialmente, así como una lista de términos que aparecen en el libro y fui apuntando: o bien por desconocer su significado, o bien por querer afinar su significado más allá de su deducción por contexto. Os animo a hacerlo ya que enriquece el vocabulario, ya sea para su uso ordinario, o para futuras lecturas o escrituras. Además, en ciertas casos, es bueno tener un vocabulario específico para acometer con propiedad una obra ambientada en determinados contextos, en este caso se observa un amplio vocabulario relacionado con la marinería (bauprés, cabotaje o carenar, por ejemplo).
Para ser un anciano, Quarmal no resultaba particularmente espantoso, hasta que se le miraba a los ojos. Mención aparte de su forma peculiar, los globos no eran blancos, sino rojos como rubíes, y el iris, blanco, tenía una especie de iridiscencia nacarada y nauseabunda que entre los seres vivos solo se encuentra entre los moradores de las profundidades marinas; había heredado ese rasgo de su madre, una sirena. Sus pupilas, motas de cristal negro, brillaban con el reflejo de una inteligencia extraordinaria y maligna. Unos mechones negros, largos e hirsutos le crecían de forma simétrica por encima de las orejas y le acentuaban la calvicie. La piel del rostro, pálida y picada, le colgaba fláccida en los carrillos y estaba demacrada en los pómulos. Y la nariz, larga y afilada como la hoja de un arma, le confería el aspecto de un halcón o un cernícalo.
Paroxismo, Lisonja, desmalazado, concrito, lenocinio, ahíto, trasluchar, orzar, arrizar, carrampones, borbotear, baupres, carenar, melopea, sistro, oquedad, oprobio, teurgia, rezón, cazoletero, ebúrneo, bejin, peltre, negligé, coyunda.
Espero que os haya resultado de interés la reseña. Un placer y hasta otra. Y recordad, no dejéis de leer.