Vaya por delante que esta antología de cuentos de Cortázar me ha parecido estupenda; pero antes de hablar por separado de cada uno de ellos, me gustaría plantear una reflexión, o cuestión, sobre una afirmación que cada vez escucho más sobre las antologías de relatos y que cuantos más clásicos leo, menos crucial me parece. Es esa afirmación que viene a decir algo así como: «Vale, son cuentos, pero en toda antología debe haber un nexo claro, un hilo… llámalo como quieras, que dé consistencia a la antología y no sea solo una suma de cuentos o relatos».
¿Por qué me cuestiono esto? Pues porque cuantos más relatos y cuentos leo de especialistas en ellos, menos veo plasmada esta realidad. Vale, veo un estilo, quizá incluso alguna temática, muy tangencial. Pero es que el estilo de cada escritor siempre está ahí. Pero no veo un hilo conductor definido que vertebre perfectamente toda la antología.
Ojo, personalmente pienso que esa consistencia en la temática, géneros etc… es muy deseable y aporta claridad. Solo me cuestiono lo que oigo.
Ya hablando de Todos los fuegos el fuego, en la propia sinopsis del libro se presentan los relatos como manifestaciones de diferentes preocupaciones o intereses del autor; a saber:
- Los pasajes de un espacio a otro, de una época a otra.
- La solidaridad humana en situaciones reales.
- La vida cotidiana como ficción.
- La fusión entre lo imaginario y lo real.
Sin duda temas interesantes, pero muy generales.
¿Qué quiero decir con esto? Aunque al final mi reflexión sea de perogrullo creo que es necesaria. En esencia, lo que vengo a decir es que lo realmente importante en una antología de relatos, más allá de dejar esa sensación de unicidad es, en resumidas cuentas, la calidad de los relatos. Es la razón por la que los grandes cuentistas lo son, todos, absolutamente todos los relatos son de calidad y aguantan una revisión individual.
Vaya reflexión de mierda, ¿no? Puede ser, pero de todo se puede sacar algo en claro, como, por ejemplo, no dejes que un relato de menor calidad estropee toda una antología.
***
Bien. Dicho esto vamos a comentar las piezas que componen Todos los fuegos el fuego. Al margen de que por intereses propios y la situación particular en la que los leyese (todo afecta) unos me gustaran más que otros, todos, absolutamente todos, tienen algo especial y están magistralmente narrados. Gracias a dios, más allá del factor objetivo de la calidad de cada obra, cada uno tiene su gusto.
La autopista del sur
Este ha sido de largo mi relato preferido de toda la colección. La autopista del sur narra los avatares de una serie de viajeros que se ven bloqueados por una enorme caravana a la entrada de París. En el relato los viajeros establecerán entre ellos relaciones, jerarquías, necesidades, sueños etc… Es maravilloso cómo Cortázar nos traslada a la situación y nos hace meternos de lleno en ella. Pero esta historia no narra simplemente los sucesos acontecidos durante los días en los que estas personas aguardan que cese el atasco, es toda una alegoría de la vida, del paso del tiempo y de la fugacidad y fragilidad de los sueños y de lo importante que son nuestras acciones para conseguirlos. Tenéis que leerlo. Emociona.
La salud de los enfermos
Este relato nos hace reflexionar sobre lo realmente importante tras una acción: la intención. En él una familia resulta golpeada por la muerte de uno de sus integrantes (Alejandro). Los familiares, sabedores de la delicada situación de salud de la madre y lo contraproducente que pueden resultar las malas noticias, comienzan a tejer una red de mentiras haciéndole creer que su hijo sigue vivo.
Reunión
En Reunión, los soldados de una guerrilla necesitan llegar hasta su jefe, sin saber si aún este sigue vivo. El fondo de esta historia de guerra y supervivencia es la necesidad de tener unos objetivos vitales. Sin duda es un relato con momentos crudos pero en el que también se muestra el lado más humano: el compañerismo, el sacrificio etc…
La señorita Cora
Lo más interesante de este relato, más dramático de lo que pudiera parecer en un principio, no está en el qué, sino en el cómo. Cortázar tira de toda su capacidad literaria aquí y alterna constantemente el narrador de la historia, de manera que no solo lo hace a cada párrafo, sino, incluso, en cada frase, con una maestría tremenda. Merece la pena solo por leer a Cortázar experimentar
La isla a mediodía
En La isla a mediodía todo parece muy costumbrista hasta que nos damos cuenta de que nos han metido en una narrativa totalmente onírica y terminamos encantados la lectura. En esta historia un joven trabajador de unas aerolíneas empieza a obsesionarse poco a poco con ir a visitar una isla que sobrevuela cada cierto tiempo durante su trabajo. El final es digno de ser leído y releído. Después de leer cosas así uno recuerda siempre cuánto ha bebido el cine de la literatura.
Instrucciones para John Howell
Este cuento se desarrolla en un teatro. En él, Rice, el protagonista, es propuesto por un hombre para suplantar en el segundo acto de la función al actor que ha encarado el personaje de John Howell. La protagonista de la obra advierte a Rice, en plenas tablas, de que van a matarla. A Rice lo echan de la obra y vuelve a entrar en la sala como espectador, viendo morir a la protagonista. Tras ello Rice huirá del teatro perseguido. Lo mejor de este relato es la sensación que nos deja de ruptura de la realidad.
Todos los fuegos el fuego
El relato que da nombre a la antología es una narración alternativa de dos situaciones con un punto en común: el fuego. Es esta una maravilla técnica en la que Cortázar nos hace vivir una historia en un coliseo romano en paralelo a una historia de infidelidades. La sensación de proyección de un tiempo a otro es maravillosa.
El otro cielo
Quizá el relato que menos me ha transmitido, pero también un muy buen cuento. El otro cielo se caracteriza también por esa fusión entre tiempos y lugares diferentes, de manera que consigue hacernos creer que toda esta sucesión de hechos desordenados a propósito son un contínuo. A caballo entre el París del siglo XIX y Buenos Aires a principios del siglo XX. La historia supone una reflexión sobre los deseos y la negación de los mismos.
En resumen, una antología estupenda con la que disfrutar y con la que aprender varias cosas sobre cómo contar un cuento.